miércoles, 22 de septiembre de 2010

queridos compañeros del taller de TEC. Ya desde Madrid les escribo para pedirles disculpas por mi veloz verbo español. Quería, por todos los medios, que encontráramos un espacio que no fuera el mismo de siempre. Esto es, que no volviéramos a contar los proyectos en la forma convencional. Esa tendencia de los talleres a que los asistentes cuenten lo que llevan años, meses o eras geológicas haciendo para que el crítico-curador-o-lo-que-sea haga unas apostillas más o menos lúcidas me parece que es algo inercial. ¿Cuántes veces puede hacerse lo mismo?¿Hasta donde soportamos la cultura del aburrimiento? En Mendoza, un día antes de llegar a Buenos Aires, en un contexto pretendidamente "provinciano" habíamos conseguido que los artistas renunciaran momentáneamente (finalmente un taller es un paréntesis en el que alguien sale de su taller bunkerizado para buscar algo común) para intentar hacer algo juntos. No pretendía, ni mucho menos, tener la misma dinámica en el TEC y, por esa razón, plantee otro pretexto. Las "Seis propuestas" intentan que cada quien introduzca, desde lo propio, aquello que podría ser interesante para la época. No se trata de teorizar ni de camuflarse como un filósofo, entre otras cosas porque la filosofía no puede pretender tener un lugar jerárquico desde el que dar normas al arte. Tal cosa es absurda y está obsoleta. El arte es, en sí mismo, una forma de pensamiento. Si el primer día pudimos montar una suerte de crítica-teatral para analizar una intervención hiper-teatral como la de Marlok (momentos en los que me sentí enormemente satisfecho), lo que me dejó un tanto frustrado fue la respuesta primera al blog con toda aquella serie de post de palabras más o menos cansinas. A lo largo del segundo día intenté tomar como EJEMPLO el trabajo de algunos de los participantes para que pudiéranos hacer plásticamente visible lo que nos preocupaba. Me ha servido para hacerme un diagnóstico del grupo. Ahora que veo que en el blog reaparece lo visual me alegro. Es algo mucho más fresco. Intentemos, hasta que nos apetezca, generar una dinámica divertida y no por ello menos crítica. El blog debe ser, esa es mi opinión, rápido y provocador (en el buen sentido: capaz de propiciar la enunciación de lo inaudito y la visibilidad de todo lo que suele estar opacado), comunicativo y lúdico. Un esfuerzo más, como dijera Sade, para ser republicanos. Otra forma de nombrar la maravillosa perversidad.

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